martes, 22 de junio de 2010

José Saramago


"El mundo es tan bonito, y yo tengo tanta pena de morir"…

Ha muerto José Saramago. Lo conocí hace unos años cuando vino al “Colegio Aljarafe”. Lloré de emoción porque su palabra era magia y piedra a la vez. Hoy he vuelto a llorar como si se hubiera muerto un amigo.

Cuando queráis, cuando podáis, no dejéis de acercaros a sus mundos. Podéis temblar ante la fuerza de su Blimunda, la mujer de su Memorial del convento; o sentir la delicadeza del amor en la escena de la muerte y el músico dormido de su obra Las intermitencias de la muerte; o sentir la angustia con su Ensayo sobre la ceguera; o reiros a carcajadas con su Caín, la última novela que publicó… Pero no os lo perdáis. El mundo no es lo mismo sin él.

Sirvan como adiós las últimas palabras que escribió en su blog. Qué tristeza, José; el mundo es tan bonito y tú tenías tanta pena de morir…

Despedida

Por José Saramago

Dice el refrán que no hay bien que cien años dure ni mal que perdure, sentencia que le sienta como un guante al trabajo de escritura que acaba aquí y a quien lo hizo. Algo bueno se encontrará en estos textos, y por ellos, sin presunción, me felicito, algo mal habré hecho en otros y por ese defecto me disculpo, pero sólo por no hacerlos mejor, que diferentes, con perdón, no podrían ser. Es conveniente que las despedidas siempre sean breves. No es esto un aria de ópera para poner ahora un interminable adio, adio. Adiós, por tanto. ¿Hasta otro día? Sinceramente, no creo. Comencé otro libro y quiero dedicarle todo mi tiempo. Ya se verá por qué, si todo va bien. Mientras tanto, ahí tienen “Caín”.

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