miércoles, 29 de febrero de 2012

UN BUEN LIBRO PARA UN AÑO BISIESTO


HACERSE EL MUERTO de Andrés Neuman
"Una silla esperando a alguien que no llega. Un zapato con memoria. Una madre que corre en sueños. Una pareja enamorada de lo que no hace. Un psiquiatra atendido por su paciente. Una moneda volando en un hospital. Una mujer que se excita con Platón. Dos ensayistas en el baño. Un político perseguido por revolucionarios invisibles. Un asesino cubista. Un mundo donde los libros se borran. Un fusilado que piensa. Monólogos. Mirones. Todo esto, y más, vive en Hacerse el muerto".
Esta es la sinopsis del libro que recomendamos este febrero raro de 29 días. Nuestra coordinadora-soprano Beatriz me lo puso en las manos antes del puente. Como soy de las lectoras que Vargas Llosa llama "anecdóticas", lo devoré. Luego me quedé con ganas de volverlo a leer pero despacio, a buchitos, saboreándolo. Cada página es un regalo: te ríes con "El infierno de sor Juana"; te conmueves con "Las cosas que no hacemos"; te interrogas con el "Monólogo de un monstruo"...
Andrés Neuman, nacido en 1977 en Buenos Aires y criado en Granada, es considerado por la crítica uno de los hombres de letras por excelencia de la nueva generación. Muchos escritores y críticos han opinado sobre él. Me impresiona especialmente lo que Roberto Bolaño dijo:
"Cuando me encuentro a estos jóvenes escritores me dan ganas de ponerme a llorar. Ignoro el futuro que les espera. No sé si un conductor borracho los atropellará una noche o si de improviso dejarán de escribir. Si nada de esto ocurre, la literatura del siglo XXI les pertenecerá a Neuman y a unos pocos de sus hermanos de sangre".
Os dejamos una muestra, a ver si os abre el "apetito"...
"Principio y fin del léxico"
Cada tarde de domingo, después de dormir la siesta, Arístides se levantaba y decía "tra", "cri", "plu" o incluso "tpme". Lo pronunciaba en voz muy alta, con absoluta elocuencia, sin tener ni idea de las razones. No le venían a la mente jirones del sueño interrumpido, imágenes concretas, deberes inmediatos. Ni siquiera vocablos de entre las decenas de miles que, muy supuestaamente, conocía. No. Lo que decía Arístides, y lo expresaba bien claro, era "fte", "cnac", "bld". Medio dormido, sin afeitar, él volvía a ser alguien anterior al léxico. Así, durante un momento, antes de entrar otra vez en el mundo, era desmesuradamente feliz sintiendo que tenía todo el lenguaje por delante."
Advertencia: no intentéis entenderlo todo; limitaos a disfrutar.

2 comentarios:

Beatriz Fernández dijo...

Me lo leí de una sentada porque soy un poco ansiosa. Quiero volver a leerlo para saborearlo de nuevo. Me quedo con el de "Napoleón", o con el de "Conversaciones en los urinarios", o con el de "La fisgona", o mejor con el de... Ya está.
Saludos.

Anónimo dijo...
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