lunes, 3 de febrero de 2014

LA TEMPESTAD



El pasado 17 de enero los alumnos de 2º de Bachillerato asistieron nuevamente al teatro. En esta ocasión pudieron disfrutar de la ora La tempestad, obra de Shakespeare adaptada y dirigida por Sergio Peris Mencheta. A continuación, os dejo la información que se puede extraer de la página web de la compañía que da vida a la obra.

SINOPSIS:
La Tempestad de William Shakespeare reinterpretada.
Después de un “Incrementum” lleno de mujeres, llega una “Tempestad” llena de hombres… 7 actores-músicos dan vida a más de 20 personajes de la obra de Shakespeare, en una adaptación sencilla, juguetona, llena de música, humor y teatro. La Tempestad es un espléndido tratado sobre los recovecos de la búsqueda del Poder y su ostentación. Todos los personajes, de manera más o menos evitente, se relacionan con él. Se trata del último texto escrito por Shakespeare, difícil de identificar en un género concreto, mezcla de tragedia, comedia y romance. Dirección de Sergio Peris-Mencheta, Ayudante de dirección: Pepe Lorente, y entre muchos otros, con una puesta en escena que creemos muy interesante, nos zambullimos de lleno en esta nueva producción de Barco Pirata con un elenco meramente másculino: Victor Duplá, Quique Fernández, Antonio Galeano, Xabier Murúa, Agustín Sasián, Eduardo Ruíz y Javier Tolosa.

















“¡Esta isla es mía!”

Este texto de Shakespeare es un espléndido tratado sobre los recovecos de la búsqueda del PODER y su ostentación. Todos los personajes, de manera más o menos evidente, se relacionan con el PODER: Próspero es el señor de la isla, y Cáliban y Ariel son sus siervos. Era duque de Milán, pero su hermano Antonio le arrancó el PODER y lo echó al mar. Su historia es la de una venganza y la de recuperar el PODER perdido. Los nobles por su parte, están todos inmersos en tramas de PODER desde que llegan a la isla: desde el Rey que llora la pérdida de su hijo y por lo tanto de su descendencia, pasando por Antonio y Sebastian que intentan el regicidio, como Gonzalo que teoriza sobre como sería un estado republicano donde él, sin embargo, sería el Rey. Pero los ejemplos quizá más emblemáticos son los de Stéfano, Trínculo y Cáliban: el primero se nombra a sí mismo Rey de una isla de tres habitantes, y adopta a los otros como siervos. Cáliban por su lado, pretende recuperar el trono perdido a manos de Próspero con la ayuda de los otros dos, pero sometiéndose a su vez a unos nuevos amos. Y Trínculo observa la terrorífica metamorfosis de su amigo Stéfano, borracho de sueños de grandeza.
Un espectáculo para los sentidos

El espacio escénico, como si de un circo se tratara, sitúa al espectador alrededor de un círculo de tierra de unos 8 metros de diámetro en donde se va a representar la trama durante casi dos horas de espectáculo. El propósito es, de este modo, acercar al público a la acción y hacerle casi partícipe de lo que sucede visual y sobre todo, sensorialmente.
Tempestad es un espectáculo para los sentidos, en que el público desde su entrada se siente parte de la isla, pisa descalzo su tierra, siente la brisa marina en el rostro, saborea sus exóticas bayas, y se envuelve de la música que surge de las propias entrañas de la tierra, y los ruidos de los seres que habitan la isla.
Teatro “dentro del teatro dentro de la vida”

Northrop Frye identificó una vez a Próspero con Shakespeare, en un sentido altamente irónico, encontrando también en Próspero a “un actor-administrador acosado y exhausto de trabajar, que regaña a los actores perezosos, alaba a los buenos con un lenguaje de conocedor, imagina tareas para los ociosos, constantemente al tanto de su tiempo limitado antes de que empiece la función, para al final, salir a implorar el aplauso del público”.
En base a esta premisa se plantea esta Tempestad: los actores son personajes que actúan en una ficción que tan pronto parece realidad como se convierte de nuevo en un cuento que habla de la “VIDA” con mayúsculas. Cinco intérpretes masculinos, un técnico de sonido y un técnico de iluminación, darán vida a los 20 personajes de la obra, como si de un malabarismo circense se tratara.
Nota del director

La comedia llega a su supuesto final feliz, la ficción ha enderezado los entuertos y promete un futuro dichoso con el amor de los dos jóvenes.
Pero sabemos que todo es teatro; un sueño bello y prodigioso puesto en escena. Y al acabar la función, tenemos que volver a la realidad, una realidad que hasta ahora se nos ha escamoteado doblemente, porque hemos estado viendo teatro dentro del teatro.
Y todo vuelve a ser lo que era.
Los hombres no cambian. Los monstruos no cambian. Todo ha sido pura ficción, truco, teatro.
El mago abandona sus poderes para aceptar con melancolía la realidad, y a través de él, Shakespeare, dice también adiós a su fantasía, igual que Cervantes hace que Alonso Quijano se despoje del don de la locura.
Es el tránsito de la ilusión al desengaño.
Del arte a la vida.
 


También de esta obra nuestros alumnos de 2º de Bachillerato han dado su opinión y la primera en hacerlo ha sido Blanca Adara de 2º BCTA.

Blanca Adara 2º BCTA

Los días 17 y 18 de Enero en el Teatro Central de Sevilla  se representó  la función La Tempestad, obra de teatro  escrita en 1611 por  William Shakespeare, el  Bardo. Dicha obra ha sido adaptada y producida por  la compañía Barco Pirata, bajo la dirección de Sergio Peris-Mencheta.

Aunque en otras ocasiones he asistido a obras teatrales, no disfruté ninguna de ellas porque, o bien no presté la atención suficiente, o tal vez,  porque mi corta edad no me permitía comprenderlas. Ni siquiera conservo en mi memoria sus títulos, quizás por el escaso interés. Pero ahora que  he crecido y me he animado a presenciar esta obra del famoso Shakespeare, puedo considerar que el teatro es un género que causa numerosas sensaciones.

Si nos centramos en la actuación, la selección del elenco se puede considerar que no fue la mejor, pues, pese a realizar una gran interpretación, había momentos en los que la exageración cuestionaba la credibilidad. 

Para mi gusto, la mejor interpretación, por su complejidad, fue la de Calibán, un esclavo salvaje y deformado que fue  engendrado por una bruja. Sus gestos, movimientos y lenguaje me causaron asombro  y admiración por la dificultad del papel.  No me imaginaba que esta obra incorporase humor, por su título creí que sería dramática desde  principio a fin.

Sin embargo, hubo actos que creaban duda y confusión al espectador, ya que la apariencia, la escenografía, la música e ,incluso, el comportamiento de los personajes no eran del todo claro y, además,  inadecuados en ciertas situaciones.

Algo que destaco y me conquista de las obras teatrales son ciertas destrezas como cantar y/o tocar algún instrumento. Desde que viajé en dos ocasiones a Madrid y disfruté, como una niña pequeña en un parque de atracciones, de los musicales Los Miserables y El Rey León, he descubierto la magia de una explosión de sensaciones y  emoción  provocada por la fusión de escuchar música y ver obras de teatro al mismo tiempo. En cambio, entiendo que haya personas que opinen que, concretamente, en esta obra esas destrezas o sobran o deberían de estar adaptadas a la época y no parecer tan actuales.

Detalles como usar gafas de sol de nuestros tiempos o emplear un lenguaje, a veces, demasiado coloquial, son los que hacen que esta obra no termine de ganarse a la totalidad del público.

En mi caso, al prestar toda mi atención a cada detalle de la escenografía y los inesperados momentos de musical, por más que quería, me resultaba demasiado complicado comprender la trama de la historia. Los actos y los cambios de personajes me mantenían desorientada y perdida.

 Aún teniendo mi opinión crítica sobre La Tempestad, valoro el esfuerzo de los siete  actores-músicos que dan vida a tantos personajes en una misma obra y, por supuesto, el de la dirección.  Conservaré en mi cajón de recuerdos el escenario donde percibí teatro dentro del teatro, teatro dentro de la vida. Donde con pequeños recursos creaban un gran espectáculo para los sentidos. Y aquella frase que al oírla recorrió cada parte de mi cuerpo, generando un bello escalofrío: ‘’Estamos hechos de la misma materia que los sueños, y nuestra pequeña vida cierra su círculo con su sueño."  (W. Shakespeare, La Tempestad)

Mar 2º BCTA

La segunda vez que fuimos al teatro con nuestros profesores de lengua consiguió ser, al igual que la primera vez, una experiencia gratificante que nos ahuyentó del cansancio de la semana.

La obra que fuimos a ver fue una adaptación de la famosa obra de William Shakespeare, "La tempestad". Una adaptación, concretamente,  de la compañía Barco Pirata. Si bien es una obra muy original, también es cierto que es una obra difícil de seguir por sus múltiples tramas.

          Uno de los aspectos que más valoré fue que la obra era como un ensayo representativo. Se hacían incisos al principio durante la representación de la obra como si todo se tratase de un ensayo. Experimentamos en vivo la técnica del  teatro dentro del teatro.

La representación, a pesar de contar con pocos recursos, consiguió hacer cada escena realista y original.

Más que la trama en sí de la obra, valoro mucho el trabajo de los actores, siendo ellos el espíritu de la representación. Aun así, y para ser fiel a mí misma, he de decir que me gustó mucho más la obra de Madre Coraje.

Espero tener más viernes así, realizando una actividad cultural y divertida al lado de mis amigos, compañeros de clase y profesores.

Sandra 2º BCTA



El pasado 17 de enero fuimos, de nuevo, algunos compañeros y profesores de segundo de bachillerato al Teatro Central a ver la obra La Tempestad. Esta representación era una adaptación de una de las obras más famosas de Shakespeare. La Tempestad de William Shakespeare fue representada por vez primera el 1 de noviembre de 1611 en Londres. El autor mostró en su obra el interés por las relaciones familiares y la reconciliación en un ambiente mítico.

En mi opinión, creo que la adaptación de la obra no era la más adecuada. En un principio, pensé que sería una obra teatral seria, de tristeza. Sin embargo, no fue así. La obra se desarrolló en un ambiente de humor y empleando la técnica del teatro dentro del teatro. Además, no entendí muy bien la historia, pues constantemente cambiaban el estilo de vestimenta y escenario. Aun así, me pareció que los actores realizaron un gran esfuerzo. Es difícil cambiar los rasgos físicos y, al mismo tiempo, el comportamiento como, por ejemplo, hizo uno de los personajes. Por  momentos hacía de rey y  de hombre deformado, hijo de una bruja.
Algo que eché en falta, a diferencia de la otra obra que vimos, Madre Coraje, fue la música y el cante. En La Tempestad cantaron una única vez. Por otro lado, no entendí el porqué utilizaron gafas de sol y una cámara de vídeo, supongo que para darle actualidad a la obra. 

En resumen, he de decir que, a pesar de no haber sido una obra muy llamativa y seria, me reí mucho.

Adolfo Ramos 2º BCTA


Próspero, duque legítimo de Milán, ha sido expulsado de su posición por su hermano y se encuentra en una isla desierta tras naufragar su buque. En ella, cuenta con la compañía de su hija Miranda y descansa con sus numerosos libros, dedicándose al estudio y al conocimiento de la Magia. Con su ayuda, Próspero tejerá un encantamiento que le permitirá iniciar su venganza. De esta forma, le pide a los espíritus, que están a su servicio, que provoquen una fuerte tormenta que haga que el buque en el que viaja su hermano naufrague.  Se lo encomienda porque adivina que su hermano Antonio viaja cerca de la isla en un buque junto al rey de Nápoles y otros tripulantes.  Al final, Próspero renuncia a su magia perdonando a sus enemigos y permitiendo el matrimonio entre su hija Miranda y Fernando, hijo de Alonso.
Crítica de la obra.
La obra de La Tempestad, escrita en su día por William Shakespeare, en mi opinión, estuvo muy bien, ya que los actores consiguieron crear muy buenos efectos con las pocas cosas que tenían. El detalle de la cámara y el de los globos, cuando los espíritus se introducían dentro de las personas, me resultaron muy originales. En general, la obra me entretuvo mucho, ya que fue interesante y divertida. No soy un experto en cuanto a teatro, pero sí que he ido a muchas obras y esta es de las que más me ha gustado.

Ángela Rodríguez 2º BCTA



          En la obra La Tempestad lo primero que me llamó la atención era la originalidad. El hecho de hacer teatro dentro del teatro la hacían diferente  de cualquier otra representación teatral. Además, los simples, pero ingeniosos efectos especiales y la música que los propios actores tocaban, hacían  que la obra se mostrase más cercana al espectador. En otro orden de cosas, la amenidad de la representación no se debía tan solo a su originalidad, sino también a la mezcla de humor y tragedia.
                Sin embargo, el interés en hacer particular esta obra, ha conllevado el descuido de  algunos aspectos importantes. Cierto es que el espectador permanecía atento a la obra, si bien no era sencilla de comprender. La dificultad de hacer teatro dentro del teatro radica en que hace más difícil su comprensión. Así, en mi caso, me costó bastante entender y seguir la trama de la representación.
                En conclusión, la obra La Tempestad fue muy original, aunque quizás esta originalidad se llevó por delante algo mucho más importante como es la comprensión de la obra. 


Fátima Reina 2º BCTA



Los días 17 y 18 de Enero se representó en el Teatro Central de Sevilla la obra La Tempestad. La conocida obra de William Shakespeare fue llevada a escena por la compañía Barco Pirata en una adaptación de Sergio Peris-Mencheta.
Por segunda vez en este año, he podido asistir a una obra de teatro acompañada de mis amigos y compañeros. Aunque en primaria se realizaron en mi antiguo colegio salidas como al famoso Teatro Alameda, hasta ahora no había sabido apreciar el gran esfuerzo que un acto así conlleva. No solo por la energía y el entusiasmo que cada actor puso para interpretar su personaje, que por cierto, varios de ellos interpretaban más de uno a la vez, sino por las horas de trabajo que había detrás.
Debo reconocer que, aunque intenté prestar la mayor atención posible, más de la mitad de la obra estuve perdida. Realmente, no sé si este hecho se debió a los rápidos avances que en ocasiones se producían, a los constantes cambios de escenario o a que un mismo actor ejercía de dos o más personajes completamente opuestos. Más concretamente, cinco intérpretes masculinos daban vida a los veinte personajes que aparecían en la obra. Uno de ellos hasta interpretaba de la mejor manera posible, aunque con un tono cómico, a una chica joven.
En mi opinión, la obra no me ha gustado tanto como la primera que tuve el HONOR de presenciar: Madre Coraje. No comprendí el rápido y forzado final que introdujeron y me perdí muchas veces durante la sesión. Sin embargo, lo que sí he de reconocer es que debido a la exageración en muchas escenas, no pude evitar soltar más de una risa, así que me llevo un buen recuerdo. 
Solo me queda dar las gracias al Departamento de Lengua, a Silvana y a Recio por ofrecernos esta oportunidad de acercarnos a la cultura y al entretenimiento que poco a poco hemos dejado de lado. Os recomiendo a todos que os animéis y probéis esta experiencia, la cultura es un derecho que a todos se nos debería brindar y que deberíamos aprovechar.




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