miércoles, 19 de noviembre de 2008

Solo en casa


Estaba en mi cuarto, en mi cama, durmiendo. De repente me despertó un sonido: al levantarme, las luces se encendieron. Lo primero que pensé fue ir a buscar a mi familia. Al llegar al salón oí una voz. Era como un susurro que se escuchaba en mi mente y acto seguido,las luces empezaron a apagarse y encenderse, y sin previo aviso, una cara blanquecina se puso delante de la mía: salía del techo, era una cara pálida, sin ojos ni nariz ni boca... Corrí a la puerta de mi casa. Al intentar abrir la puerta, no había pomo.Estaba encerrado, atemorizado, me giré, la cara estaba ahí de nuevo mirándome, pálida y blanquecina...

Rafael Martín Serrano 3º A

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