lunes, 23 de noviembre de 2009

Una historia en la noche

Es de noche. Una noche lluviosa y ruidosa y estás solo en casa. Subes a tu habitación, te sientas en la cama y abres tu libro de terror favorito. Te lo sabes de memoria, no esperas nada nuevo, ya ni te asusta.

Pero entre una de las páginas hay una papel doblado, algo viejo. Con curiosidad lo coges y lo abres .

En él hay escrito un relato. Te pones a leerlo. La luz se apaga de repente, pero no puedes apartar la vista de aquél papel. Con la tenue luz de una pequeña linterna, sigues con la lectura, sin atreverte siquiera a mirar a tus espaladas, por si alguien o algo está leyendo contigo este relato. Las ramas rozan la ventana, arañándolas como si fueran garras y hasta tu propia sombra te vigila en silencio.

El relato decía así:

Bajo la luz de la luna se veía claramente a una niña en camisón , mirando fijamente a la luna.

Poco a poco la luna se fue tiñendo de sangre. La niña, con una sonrisa en los labios, se dirigió al pueblo. Caminó descalza por entre las estrechas calles y se paró en una casa.

Al regresar, manchada de sangre, fue directamente hacia la luna, que desaparecía para dejar paso al sol.

Al día siguiente el pueblo fue despertado por unos gritos de auxilio. Una mujer que salía de la misma casa donde la noche anterior la niña había entrado, gritaba desesperada que su hijo había muerto y que su cuerpo inerte se encontraba en su cama, mirando fijamente a la ventana. Los vecinos alarmados al escuchar éstos, fueron en su ayuda. Las madres revisaron que todos sus hijos estuvieran bien.

El médico de la ciudad observó el cuerpo del niño. Sorprendido, le dijo a la madre que el niño tenía en sus manos varias heridas y que el cuerpo estaba vacío, ni una gota de sangre en ninguna de las minúsculas venas.

Pasaron los días y este hecho se repitió una vez a la semana. un niño se hallaba muerto con heridas en las manos y sin sangre..

Las madres por temor a que sus hijos fueran el próximo, cerraban las ventana y puertas con mil y una cerradura s y dormían junto a ellos, pero de nada servía: la niña volvía a atacar. Más de uno había intentado huir del pueblo, pero estos morían a la noche siguiente.

Algunos habían visto a la niña andando por las calles, llena de sangre. Unos intentaron detenerla, incluso atacarla. pero éstos acababan de la misma manera que los niños: muertos y sin sangre.

Intrigada por estos acontecimientos una periodista llamada Sara llegó al pueblo.

Sara habí investigado sobre hechos parecidos ocurridos en el pasado.

Encontró varios artículos, en uno de ellos se nombraba una solución.

Convocó al pueblo en un claro y les explicó que la niña era un demonio que habitaba en la luna y bajaba a la tierra sedienta de sangre en busca de sangre pura como la de los niños.

Pero había una solución, mentir al demonio, introduciendo en una bola recubierta de sangre inocente un poquito de sangre impura como la sangre de un asesino o un criminal.

Sara fue en busca de sangre de un criminal. Tardó dos días y medio en llegar al pueblo con un tubito de sangre.

Esa noche llamaron a la niña. Ésta al no encontrar a ningún niño en el pueblo acudió a la llamada y

al ver tanta sangre se la bebió entera .

Dio unos pasos en dirección a los ciudadanos, cuando de repente la luna empezó a recuperar su verdadero color y la niña poco a poco desapareció.

Desde entonces la luna no se volvió a teñir de sangre.

Tras leer el relato, te quedas mirando la ventana, esperando que todo sea como siempre, pero al mirar la luna ves que esta teñida de sangre.

Bajas las escaleras muerto de miedo para intentar que vuelva la luz cuando de repente llaman a la puerta...

María Vera 4º B

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