En la India las mujeres y las niñas siguen siendo vendidas,
casadas a los 10 años, quemadas vivas por peleas sobre las dotes o explotadas
como esclavas. Al quedar viudas, deben vivir de luto y apartadas el resto de
sus vidas porque se cree que le han dado mala suerte al marido.
En la mayoría de países del mundo árabe, ser mujer es un reto con
pocas posibilidades de éxito. En algunas grandes ciudades, como El Cairo, las
prácticas de acoso sexual se han convertido en una auténtica epidemia.
En Méjico (país perteneciente al G-20) el machismo está tan
enquistado que dos de cada cinco mujeres tienen que pedir permiso a sus maridos
para salir solas de día y dos tercios de la población femenina han sufrido
algún tipo de violencia doméstica. Todavía se recuerda tristemente Ciudad
Juárez, donde la ola de feminicidios que comenzó en 1993 impactó al mundo.
Pero dos décadas después los asesinatos siguen impunes y la cuenta de mujeres
asesinadas continúa aumentando.
En África, a pesar de los intentos por erradicar la ablación, lo
cierto es que 70 millones de mujeres africanas la han sufrido y en algunos
países, como Somalia, el porcentaje llega al 90%. En Sudáfrica, único país
africano en el G-20, una mujer es
violada cada 26 segundos.
En España, la crisis se está cebando con las mujeres y los
índices de precariedad laboral, paro y pobreza son mayores en la población
femenina (según las últimas estadísticas,
como decía Dámaso Alonso).
Estos son solo algunos ejemplos de un mundo miserable donde la
igualdad entre hombres y mujeres es aún casi un mito.
¿Todavía hay que seguir justificando por qué existe un DÍA DE LA
MUJER?
He conocido a muchas mujeres en mi vida, reales y ficticias, de
forma directa o indirecta que me han influido poderosamente y me han hecho en
gran parte ser como soy. En medio de un panorama tan ruin como el descrito
anteriormente, hay en el pasado y en el presente (y espero que en el futuro)
mujeres milagro que han hecho que la humanidad merezca tal nombre. De las
muchísimas, hoy quiero felicitar de forma simbólica a una, Malala, la niña-mujer que casi paga con su vida la defensa del
derecho a la educación de las niñas.
Y, como en la entrega de los Óscar,
quiero mandar desde aquí mis felicitaciones personales en este Día de la Mujer:
A mis alumnas y antiguas
alumnas, niñas y mujeres, que serán las que salven este mundo de rastrojos
del pozo en que se halla. Sé que son y serán personas honestas y buenas. Sois
nuestra esperanza.
A tantas madres de
alumnos y compañeras que he conocido en mi vida profesional. Es emocionante trabajar juntas
por la educación. Me habéis enseñado mucho.
A mis amigas porque
son un don al que no le afectan los recortes. Fuertes, sensibles, grandes y
pequeñas, luchadoras, generosas, bellas siempre. Gracias porque estáis siempre
conmigo. No hace falta que os nombre: sabéis quiénes sois.
Quiero terminar con una NO
FELICITACIÓN:
ÁNGUELA, quiero no felicitarte. Ni te aprecio,
ni te admiro, ni te veo el mérito. Sé que muchos te idolatran por tu vestuario
arco iris-titanlux; pero yo, ni por eso. De todas formas da igual: hoy te
lloverán las felicitaciones e incluso puede que te caiga algún regalo. Una
chaqueta nueva color prima de riesgo, por ejemplo.
5 comentarios:
Me ha parecido horrible el dato que dice que en Sudáfrica una mujer es violada cada 26 segundos, no entiendo como a día de hoy puede existir gente con tanta frialdad, que consiga su "felicidad" , aunque realmente no creo que lleguen a ser felices, a costa de hacerle daño a otras personas.
Hola, hace tiempo que no escribes entradas, ¿qué ha pasado?. Estoy de acuerdo con tu entrada.
Muy buena crónica de la realidad, aunque lamentablemente corta por todo lo que seguimos sufriendo las mujeres. Gracias por tu granito de arena, Leonor, me gustaría felicitarte a ti misma por ser una mujer maravillosa, inteligente, culta y muy especial. ES importante que hablemos bien de nosotras mismas, es importante hacer piña entre todas para evitar desigualdades y violencia. Un millón de besos, Lola Martín
Me ha gustado mucho aun que todavia no soy capaz de imaginarme a una mujer pedir permiso a su marido para salir a comprar. Me parece detestable la clase de personas que puede haber en este mundo. En fin todo llegara a su fin y nos daremos cuenta del paso que dara la mujer.
Gracias por la entrada, Leonor.
La unión de mujeres es una buena respuesta a las bestias de violencia que andan sueltas por ahí.
Me ha gustado mucho tu no felicitación: en nombre de la paridad no se puede admitir cualquier cosa.
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