jueves, 30 de octubre de 2008

EL ÚLTIMO DÍA

Era un día oscuro, demasiado oscuro para ser día.
Estaba sola en casa. Era sábado por la mañana, demasiado oscuro para ser por la mañana.
El viento soplaba fuerte, tanto, que al chocar con las gruesas ventanas parecía romperlas.
Estuve toda la mañana recogiendo la casa, comí rápido y me puse a ver la televisión como siempre hacía. Pero aquel día no era uno más, era especial. De repente, unos golpes sonaron en el sótano, mi corazón latía acelerado y yo empezaba a sudar, estaba temblando. Intentaba no hacerle caso al ruido, pero cada vez sonaba más fuerte y más cerca, cada vez estaba más asustada y más nerviosa...creía que el corazón me iba a estallar, tenía un nudo en la garganta y el sudor me caía a chorros. Me armé de valor y me acerqué a la puerta del sótano. Ésta se abrió de golpe nada más acercarme y con gran terror vi unos ojos llenos de sangre. parecían brillar en la oscuridad, y unas manos se acercaban para agarrarme, intenté gritar pero mi voz se quedó muda de terror.
Corrí hacia el bosque lo más deprisa que pude, arañándome con las ramas, tropezándome con las piedras incrustadas en el camino, estaba viviendo una pesadilla. Mis lágrimas llenas de terror avanzaban por mis mejillas.
Me paré en un amplio terreno, ya que mis piernas no podían correr mas, mi respiración era bastante acelerada.
Me caí desmoronada por el cansancio , estaba de rodillas en el suelo cuando sentí un escalofrío en la espalda y un suspiro en mi cuello.
Algo me había perseguido hasta ese claro .
Poco a poco sentí como mi pecho sangraba, intenté pegar un grito ahogado en desesperación, pero mi voz se quebraba. Intenté huír, pero mis piernas no me respondían. Cada vez veía menos, hasta que caí en una oscuridad eterna.

por: María Vera del Castillo 3ºC

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